Como sabrás, uno de nuestros locales emblemáticos se encuentra en la calle Álvarez Gato Callejón del Gato, como es conocida popularmente. ¿Sabes cuál es su historia? Te la contamos…

La primera historia o leyenda, más novelesca, nos cuenta que en esta calle existía hace muchos años un coto de caza, donde dieron caza a un gran gato montés. Con su piel se hicieron unas botas para el Gran Capitán, regaladas por el Cardenal Cisneros.

Como modelo se tomó las que había usado Carlomagno. Pero el inconveniente de las botas era, que al estar confeccionadas con de piel de gato, despedían un cierto «tufillo», imperceptible para el olfato humano, pero absolutamente perceptible y atrayente para los felinos. A ellas acudían cada noche todos los gatos, que se colocaban en la antesala del Gran Capitán a hacer eso que se dio en llamar “aguas menores“, con lo que el ligero tufillo se convirtió poco a poco en un olor insoportable.

Cuando el Gran Capitán vestía sus botas, los gatos de la vecindad se iban tras él, lo que le restaba no poco de su marcial apostura, por lo que las regaló a su ayuda de cámara, cosa que no agradó mucho al Cardenal Cisneros.

Placa valle Inclán en Callejón del gatoEn el Callejón del Gato estuvieron unos famosos espejos hasta hace unos 50 años, de cuya existencia ya daba cuenta Ramón Gómez de la Serna: «En el callejón del Gato hubo hasta hace poco, calzados en la pared y del tamaño del transeúnte de estatura regular, dos espejos, uno cóncavo y otro convexo que deformaban en don Quijote y Sancho a todo el que se miraba en ellos». La misma reacción causaron los espejos en el prestigioso lingüista y académico Alonso Zamora Vicente: “Todos los madrileños que ya no somos muy jóvenes hemos ido a mirarnos alguna vez a los espejos de la Calle del Gato, alboroto infantil permanente, atracción de paseos ciegos y sin rumbo por la ciudad”.

Más referencia a los espejos del Callejón del Gato encontramos en “Luces de Bohemia” de Valle-Inclán que se publicó en 1924. La escena principal discurre en el Callejón , cuya denominación oficial es calle de Álvarez Gato, y que une las de Espoz y Mina y Núñez de Arce. Juan Álvarez Gato fue un poeta madrileño del siglo XV, cristiano converso, que llegó a mayordomo de la reina Isabel la Católica, uno de cuyos poemas más notorios decía así: “Hoy comienzan mis dolores. Hoy pierde placer mi vida. Hoy será la despedida y la más triste partida que se hizo por amores”.

Los grandes espejos desaparecieron, ahora en su lugar hay unos nuevos y más pequeños, que difícilmente podrán inspirar a algún poeta.

Pero si quieres ver los originales, vente a Las Bravas de Álvarez Gato y los podrás ver: un trozo de historia viviente que tendrás delante de tus propias pupilas ;-).

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